Sin duda, los problemas de índole penal son los que peores ratos hacen pasar a los que se ven envueltos en ellos. Desde el punto de vista del acusado, porque observa impotente cómo la enorme maquinaria coactiva del Estado se dirige contra él poniendo en riesgo su libertad y su patrimonio; y por lo que se refiere al ofendido, porque siente que ha sido víctima de un ataque injusto que muchas veces escapa a las reglas de la lógica humana. Por ello, los afectados por un proceso penal requieren de una atención extraordinaria por parte de su abogado.
El escenario de crisis económica en el que nos movemos ha provocado que proliferen en los Juzgados denuncias y querellas sobre estafas, apropiaciones indebidas, delitos societarios, insolvencias punibles y demás delitos económicos asociados al ámbito mercantil, por lo que he centrado mis esfuerzos en prepararme para defender los intereses de mis clientes en este tipo de asuntos; sin embargo, me considero plenamente capacitado para ejercer con garantías tanto la defensa como la acusación en cualquier tipo de delito o falta.
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